CRÍTICA DE
TEATRO
Por Egon Friedler
ESFUERZO
IMPORTANTE
“Lo Fausto” – Ópera rock de Marcel Sawchik –
Música original de Alejandro Fleitas -
Con la actuación de Roberto Foliatti, Nelson González, Adriana
Ardoguein, Eduardo Delgado, Fernando Hernández, Mónica Montaldo, Marcelo Pons,
Nancy Salaverry, María José Bossio, Ivanna Chessa, Paola Cálela, Charly Acosta,
Gustavo Fernández, Luis Fernández, Cecilia Opiso y Alejandro Fleitas –
Vestuario : Adriana Ardoguein y Julio Tabarez – Escenografía : Julio Tabárez –
Iluminación : Adrián Rodríguez–
Dirección :
Marcel Sawchik y Adriana Ardoguein – En el Ateneo de Montevideo, domingo 16
Como en el “Fausto” de Goethe, el
protagonista es un sabio doctor que sufre una crisis espiritual y se cuestiona
la utilidad de sus conocimientos. Como en el clásico alemán hay un personaje
demoníaco que induce al protagonista a enredarse en dudosas aventuras, solo que
en la ópera rock de Marcel Sawchik, no se llama Mefistófeles sino Herder, una
curiosa alusión al filósofo y escritor alemán Johann Gottfried von Herder
(1744-1803) célebre sobre todo como precursor del romanticismo.
Allí se terminan las semejanzas con
Goethe. El mundo en el que el personaje faústico de Sawchik se sumerge no es de
naturaleza metafísica, sino totalitaria. Al frente de ese universo pesadillesco
hay un personaje llamado Kaspar que conserva una juventud artificial lograda a
base de sucesivas operaciones. La capa superior de su reino se llama Suburbia y
la inferior, a la que van a parar los inútiles y los muertos se llama Titania.
En algún lugar en el medio de ambos, hay un centro del placer llamado Menadia.
En la compleja trama, en la que el autor coquetea con el debate de distintos
problemas existenciales de la sociedad contemporánea, hay varias crueldades y
muertes falsas y verdaderas. El mensaje de la obra (si es que lo hay) no es
demasiado claro.
Pero evidentemente lo que importa en
esta ópera rock, es más que nada el espectáculo y éste constituye por su
envergadura, un esfuerzo formidable nada habitual en nuestro medio. La
transformación del estrado de Ateneo en un gran escenario con dos planos y
varios compartimentos, con un sombrío remedo de una estructura industrial en la
parte delantera, sorprende al público al ingresar a la sala de la antigua y
venerable institución montevideana. A esto debe sumarse naturalmente la parte
musical, sobre la cual declinamos dar opinión, ya que no somos versados en el
mundo del rock. Pero indudablemente, la ambientación sonora es de un
profesionalismo que está a la par de la imaginativa iluminación y de distintos
efectos visuales que enriquecen el espectáculo.
Sin duda, son legítimas las dudas
acerca del contenido de este formidable esfuerzo que presumiblemente también
constituye una quijotesca aventura económica. Al mismo tiempo hay muchas cosas
para admirar en esta empresa dirigida conjuntamente por Marcel Sawchik y Adriana
Ardoguein como la movilización de un importante elenco de 16 personas que con
altibajos se desempeña con plausible eficacia, el armado de una complicada trama
teatral que tiene sus momentos sugestivos y/o impactantes, y sobre todo el
concienzudo profesionalismo en la realización del espectáculo.
Sin duda, el espectáculo está destinado
en primer lugar a los adictos al rock. Pero seguramente también habrá un
público no entrenado en este tipo de música que verá en “Lo Fausto” una
experiencia teatral interesante y atractiva.