AL PIE DEL MOLINO… una triste música anterior, de Willow Vaz
Actores: Nancy Salaberry, Rafael Bottaro, Yamandú Bordón, Tania Casares, Matías Romero, Nicolás Suárez, Adrián Prego, Sara de los Santos, Alejandro Ferraz, Juan Roibal y Fabricio Breventaro.
Música de Matías Romero
Escenografía de Alejandro Fleitas
Iluminación de María del Carmen de Vera
Vestuario y maquillaje de Valentina Setián
Dirección de Willow Vaz y Claudio Lachowitz
Teatro Victoria.
Fotos: Manuel Gianoni
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Escrito por: JORGE ARIAS
Diário La República - Montevideo Uruguay - Martes 20 de diciembre de 2005
El autor eligió la acción indirecta, con alusiones y alusiones sobre alusiones; dejá la impresión de que no hay piso donde apoyarse con seguridad; si perdemos pie, la ané dota, tenue y vaporosa, levanta vuelo, aunque tampoco se sabe qué es lo que vuela ni a dónde.
Pero, precisamente porque hay un tono y una atmósfera muy logrados, uno hubiera querido que la notoria sensibilidad para las artes en general que muestra el autor y director (codirección de Claudio Lachowitz) se hubiera aplicado a un material más inteligible y, ay, con menos exposición al tedio.
Hemos hablado de tono y de atmósfera: hay que decir que pocas veces hemos visto una escenografía (Alejandro Fleitas) tan graciosa, poética y sugerente en su sabia economía de medios; una escenografía como nunca se vio en el nuevo teatro Victoria, cuyos restos son aprovechados con pericia artesanal.
El tono es siempre nítido, límpido, entre evocativo y trágico, con los rasgos de humor que conviene a los temas serios. La música (Matías Romero), a cargo de un rotundo grupo de percusionistas, cuerdas y vientos, con una impronta felliniana, alcanza y sobra para una evocación, entre épica y sentimental, tejida sobre una anécdota que habla de guerras y separaciones. Desconocemos, lamentablemente, a los actores, pero damos fe de que saben lo que hacen. Debe celebrarse esta juvenil demostración de seriedad y aprecio por el verdadero arte. *
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Una evocación entre épica y sentimental
* Debemos reconocer que casi nunca supimos qué quiso decir Willow Vaz en "Al pie del molino"; pero casi siempre supimos que lo decía muy bien. Nunca sabemos si estamos viendo recuerdos o realidades, pero no nos importa.Escrito por: JORGE ARIAS
Diário La República - Montevideo Uruguay - Martes 20 de diciembre de 2005
El autor eligió la acción indirecta, con alusiones y alusiones sobre alusiones; dejá la impresión de que no hay piso donde apoyarse con seguridad; si perdemos pie, la ané dota, tenue y vaporosa, levanta vuelo, aunque tampoco se sabe qué es lo que vuela ni a dónde.
Pero, precisamente porque hay un tono y una atmósfera muy logrados, uno hubiera querido que la notoria sensibilidad para las artes en general que muestra el autor y director (codirección de Claudio Lachowitz) se hubiera aplicado a un material más inteligible y, ay, con menos exposición al tedio.
Hemos hablado de tono y de atmósfera: hay que decir que pocas veces hemos visto una escenografía (Alejandro Fleitas) tan graciosa, poética y sugerente en su sabia economía de medios; una escenografía como nunca se vio en el nuevo teatro Victoria, cuyos restos son aprovechados con pericia artesanal.
El tono es siempre nítido, límpido, entre evocativo y trágico, con los rasgos de humor que conviene a los temas serios. La música (Matías Romero), a cargo de un rotundo grupo de percusionistas, cuerdas y vientos, con una impronta felliniana, alcanza y sobra para una evocación, entre épica y sentimental, tejida sobre una anécdota que habla de guerras y separaciones. Desconocemos, lamentablemente, a los actores, pero damos fe de que saben lo que hacen. Debe celebrarse esta juvenil demostración de seriedad y aprecio por el verdadero arte. *
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Diário El País - 05.05.2006 Montevideo Uruguay
Un molino que hay que verA la hora de ver propuestas jóvenes en teatro las opciones no son muchas. Al pie del molino…(una triste música anterior) es una obra que fue estrenada a fines de 2005 en el teatro Victoria y que en abril de este año se reestrenó en el Centro Cultural Florencio Sánchez. La obra (escrita por Willow Vaz) pone en escena a 11 actores y músicos que juegan en el mundo de los recuerdos de Francesca, una novia que luego de 20 años recibe carta de su novio muerto en batalla. La historia atrapa y las sensaciones que provoca más aún. La escenografía a través de un gran molino desde donde salen todos los personajes y el vestuario en colores sepia, construyen perfectamente desde lo estético el mundo de recuerdos de la novia. Además, la música ejecutada en vivo por la orquesta (acordeón, guitarra, platillos, bombo, contracello, tambor y pandereta) genera, dentro de un clima mágico y surrealista, emociones cálidas en el espectador que entra en este mundo.
En total son 15 las funciones que el grupo de Al Pie del Molino ha hecho, y todavía no tiene programado estar en ningún otro teatro. No es porque el elenco no quiera actuar, sino porque acceder a una sala teatral es difícil para los teatreros jóvenes. Y teniendo en cuenta lo bien hecha que está la obra, sería bueno que tuvieran la posibilidad de presentarla en más oportunidades. Montar una pieza teatral como ésta "es un trabajo enorme para la poca difusión que después se logra", además de que "en general no se tiene mucho apoyo y si no tenés un nombre, sentís que te están haciendo un favor para poder actuar", dijo Tania Casares, actriz del grupo. La obra está pero por ahora no hay dónde se la pueda ver. Ojalá que próximamente pueda estar en la agenda de Dale.
